Los drones son un mercado en alza. Todos los días nos llegan miles de noticias de nuevos modelos y avances en su tecnología, y cientos de fotos y vídeos tomados con estas aeronaves no tripuladas. Pero, aunque el sector audiovisual es uno de los más golosos para el uso de drones, están desarrollándose otras muchas aplicaciones en campos en los que se está potenciando su uso, y todo apunta a que el límite está en nuestra imaginación.
Cada vez son más las empresas que desarrollan modelos de drones para este uso. Y la aceptación está siendo arrolladora, sobre todo porque suponen una gran herramienta para controlar y mejorar la productividad. Un solo dron puede recorrer cientos de hectáreas y monitorizar su estado. Sólo con las cámaras que incorporan se pueden detectar zonas donde el crecimiento sea mejor que en otras, o donde posiblemente esté atacando una plaga. Y si se usan cámaras térmicas incluso pueden detectarse enfermedades en las cosechas antes de que el resultado sea irreversible.
Pero no solo esto, sino que la previsión de estos males permite a los agricultores dosificar la cantidad de herbicidas y pesticidas que usan en sus campos, sirviendo así como apuesta por los productos más naturales. En Japón ya llevan dos décadas utilizando prototipos como el Yamaha RMAX con todos estos fines. Y el pasado mes de diciembre el fabricante chino DJI lanzó su modelo Agras MG-1, un multicóptero de 8 rotores con una capacidad de carga de 10kg, pensado para labores de fumigación.
Junto al sector audiovisual es uno de los campos en los que más se están usando los drones. Los gobiernos de muchos países ya los han incorporado a su tecnología, y los usan para realizar misiones de reconocimiento en territorios hostiles, para planificar tácticas o como escolta a convoys militares, y a un nivel más civil para labores de vigilancia fronteriza, patrulla costera, concentraciones y masificaciones, etc.
Dentro de la seguridad también podríamos englobar la localización y rescate de personas en zonas de difícil acceso, como las zonas nevadas o montañosas. Contar con un dron en un puerto de montaña es menos costoso que contar con un helicóptero de rescate, y además es más rápido y por tanto más útil a la hora de hacer un rescate. Y además ya existen, y se siguen desarrollando, modelos de drones capaces de transportar un kit de primeros auxilios a un punto concreto.
Por otro lado también podríamos hablar de las labores de control y prevención de incendios. Frente a un equipo humano, un dron puede inspeccionar un terreno mayor en menos tiempo, los daños que pudiera sufrir no serían tan graves, y además pueden incorporar cámaras térmicas capaces de detectar puntos activos o focos de incendios, y de analizar la evolución del fuego.
Al analizar todos estos usos cada vez estamos más convencidos del gran futuro que tiene por delante el sector de los drones, y por ello ponemos a vuestra disposición varios cursos para pilotos de drones.
Fuentes: Intelligenia Dynamics | ToDrone | La Razón | El Mundo
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